Con frecuencia es muy útil que el siervo de Dios sufra estas tentaciones. Porque el demonio no somete a la tentación a aquellos que no tienen fe y a los pecadores, por tenerlos ya seguros, sino que tienta y atormenta de distintas maneras a los creyentes y a los devotos.
4. Por lo tanto, procede con fe simple y segura y acércate al sacramento con respeto profundo, y todo lo que puedas entender, encomiéndalo a las seguras manos de Dios. Dios no engaña a nadie. Se engaña el que confía demasiado en sí mismo.
Dios camina al lado de los sencillos, se revela a los humildes, da luz de entendimiento a los pequeños (Sal. 118, 130), abre la mente a los puros de corazón y retira su gracia a los curiosos y a los soberbios.
4. Por lo tanto, procede con fe simple y segura y acércate al sacramento con respeto profundo, y todo lo que puedas entender, encomiéndalo a las seguras manos de Dios. Dios no engaña a nadie. Se engaña el que confía demasiado en sí mismo.
Dios camina al lado de los sencillos, se revela a los humildes, da luz de entendimiento a los pequeños (Sal. 118, 130), abre la mente a los puros de corazón y retira su gracia a los curiosos y a los soberbios.